A estas alturas la mayoría de las familias ya tendrán en mente con  qué tipo de regalos sorprenderán a los más pequeños y pequeñas de la casa.
Es ésta una difícil tarea, pues mucho han cambiado los tiempos, los intereses y aficiones infantiles. Recuerdo cuando no disponíamos de juguetes elaborados para nuestra diversión y éramos nosotros mismos quienes debíamos echar a volar la imaginación para fabricárnoslos , desde una pelota de goma, hecha con tiras de globos, hasta un carricoche o un caballo de madera que nuestro padre nos preparaba, y con ellos pasábamos las horas muertas imaginándonos ser  vaqueros, o las mejores madres del mundo mientras paseábamos nuestra muñeca de trapo. Era fácil acertar en el regalo, cualquier cosa valía. Y sobre todo, lo que   tenían de especial y de atractivo nuestros juegos es que eran en la calle y compartidos
Ahora,  casi ha desaparecido el factor sorpresa, no sabemos qué les hará felices. Para suplirlo, solemos elegir juguetes caros, que se anuncien en la tele, sin pensar demasiado para qué les van a servir o qué les van a aportar.  A veces es más fácil de lo que creemos, basta pensar que “los juguetes deben servir para que los niños y las niñas se diviertan y aprendan, desarrollen la mente, el cuerpo y se relacionen, pues estimulan la creatividad y favorecen experiencias de interacción con el medio”.
Además, en estos tiempos, más que nunca, tenemos la responsabilidad al elegir juguetes, de hacerlo a sabiendas de que con  ellos  estamos determinando e inculcando cierto tipo de comportamientos y actitudes que van a influir en la manera de ser y de pensar de nuestros hijos e hijas. Debemos elegir juguetes que no transmitan sexismo ni violencia. En general, a las niñas se les regala juguetes domésticos como cocinas, útiles de limpieza, casas de muñecas, etc…, mientras que a los niños se les regala coches, juegos de construcción, pistas de trenes, pistolas, videojuegos,…, potenciando su capacidad cognitiva más que la de las niñas. Con esto estamos orientando a las niñas a actividades domésticas y al niño a actividades profesionales. Contradictoriamente, casi siempre somos las propias madres las que, quizás sin ser conscientes de ello, más contribuimos a perpetuar dichos esquemas.
Tomemos conciencia de que somos los adultos los que señalamos “juguetes para niños y juguetes para niñas”, cuando los juguetes no tienen sexo. Esto les inducirá a modelos sexistas.
Y por supuesto, un libro debe de estar entre los posibles regalos. Con el tiempo ellos y ellas agradecerán que les pusiésemos en contacto con algo tan simple pero que nos puede marcar tanto en nuestro futuro, incidiendo en qué tipo de personas seremos y en nuestro aprendizaje.
Por último deciros que lo que más recuerdo de los regalos de mi niñez  son los interminables cuentos que, al calor del brasero, me contaba mi abuelo casi todas las noches, muchos de ellos inventados, que me hacían sentir su calor, su cariño, su sabiduría, a la vez que me hacían  protagonista de  maravillosas aventuras. ¡Eso sí que es barato!, está  al alcance de cualquiera, sólo falta buscar un rato de nuestro tiempo para compartirlo de verdad con los más pequeños.
Os invito a enseñar a valorar menos lo material y a transmitir valores. ¡FELICES FIESTAS, Y BUENA COMPRA!